La Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano
Soy alumna de una escuela que lucha por hacer valer un proyecto institucional, que convertiría el actual Magisterio en Profesorado: ¿Qué pasa? Las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires tenían otros planes. Querían realizar un profesorado dependiente de un centro que iba a determinar todo el funcionamiento del mismo, es decir, la currícula, la planta funcional, etc. De esta manera cada escuela artística dependiente de éste centro llamado I.S.M.A (Instituto Superior Metropolitano de Arte), iba a perder su autonomía y su identidad; por eso se luchó y se sigue luchando para que esto no suceda. Ahora bien, me parece bárbaro que luchemos por una escuela de arte que lleva años formando docentes a nivel primario y que se distingue por su amplia trayectoria, pero ¿Alguien mira hacia adentro, para ver qué pasa hoy en esta institución?
Estamos defendiendo una escuela y el trabajo de docentes que, la mayoría abusa de un sistema que le permite faltar, quizá cuatro meses, sin dar demasiadas explicaciones; que algunos asisten pero no tienen ganas de trabajar y uno “debe” pedirles que den la clase; que pueden darse el lujo de venir una clase sí y otra no, que da lo mismo el cumplimento que el “hago lo que quiero”, que el preceptor tiene más poder y autonomía que el profesor, que las aulas están sucias, que nos hacen sacar la arcilla de bateas que tienen alambres y demás, que el personal de limpieza no limpia el aula de escultura porque no lo desea, que una profesora de escultura tiene que destapar las piletas para poder seguir dando clases, ya que nadie lo hace, que escuché a una alumna del secundario decirle a una preceptora ¡ Queremos tener clase !, que el regente se pelea con los docentes en el patio de la escuela, que la información en secretaría cambia a diario y depende del turno, y muchas cosas más. Con esto no quiero decir que no valga la pena defender la escuela pública ni mucho menos, lo que quiero decir es que comencemos a mirar hacia adentro, lo que padecemos los que estudiamos hoy. Tampoco todos los profesores son iguales, gracias a los que son responsables y tienen ganas de enseñar es que a pesar de todo, uno aprende y avanza; pero cuánto más sencillo sería asistir a clase si las cosas fueran distintas. Si no fuera el mundo del revés, donde “nada el pato y vuela el pez”.
Falta un orden, una organización desde la dirección y una única información ,un lugar donde los docentes tengan la responsabilidad que amerita el cargo, que entiendan que somos adultos que vamos para aprender y que no queremos volver a nuestras casas con las manos limpias por no haber trabajado, y las mentes vacías por no haber aprendido nada nuevo. Están jugando para el equipo contrario, para los que quieren más ignorantes presos de sus falencias; nosotros (y digo nosotros porque sé que muchos comparten mi pensamiento) queremos aprender, es nuestro derecho.
Estamos defendiendo una escuela y el trabajo de docentes que, la mayoría abusa de un sistema que le permite faltar, quizá cuatro meses, sin dar demasiadas explicaciones; que algunos asisten pero no tienen ganas de trabajar y uno “debe” pedirles que den la clase; que pueden darse el lujo de venir una clase sí y otra no, que da lo mismo el cumplimento que el “hago lo que quiero”, que el preceptor tiene más poder y autonomía que el profesor, que las aulas están sucias, que nos hacen sacar la arcilla de bateas que tienen alambres y demás, que el personal de limpieza no limpia el aula de escultura porque no lo desea, que una profesora de escultura tiene que destapar las piletas para poder seguir dando clases, ya que nadie lo hace, que escuché a una alumna del secundario decirle a una preceptora ¡ Queremos tener clase !, que el regente se pelea con los docentes en el patio de la escuela, que la información en secretaría cambia a diario y depende del turno, y muchas cosas más. Con esto no quiero decir que no valga la pena defender la escuela pública ni mucho menos, lo que quiero decir es que comencemos a mirar hacia adentro, lo que padecemos los que estudiamos hoy. Tampoco todos los profesores son iguales, gracias a los que son responsables y tienen ganas de enseñar es que a pesar de todo, uno aprende y avanza; pero cuánto más sencillo sería asistir a clase si las cosas fueran distintas. Si no fuera el mundo del revés, donde “nada el pato y vuela el pez”.
Falta un orden, una organización desde la dirección y una única información ,un lugar donde los docentes tengan la responsabilidad que amerita el cargo, que entiendan que somos adultos que vamos para aprender y que no queremos volver a nuestras casas con las manos limpias por no haber trabajado, y las mentes vacías por no haber aprendido nada nuevo. Están jugando para el equipo contrario, para los que quieren más ignorantes presos de sus falencias; nosotros (y digo nosotros porque sé que muchos comparten mi pensamiento) queremos aprender, es nuestro derecho.
Querida Hija:
ResponderEliminarMe siento muy orgulloso de ser el papá de alguien que sienta y piense como vos.
¡¡Felicitaciones por lo escrito!!
Carlos Stagnaro